Si tu piel es grasa seguramente has optado por productos secantes. Tal vez piensas que por tener este tipo de piel es imposible tenerla deshidratada y que un jabón suave no es lo mejor para ti.
Como podrás ver, estos son algunos de los mitos más comunes sobre piel grasa; seguirlos podría agravar todavía más esta condición.
Aunque cueste creerlo, una piel grasa puede ser un gran regalo si logras equilibrar la producción de sebo, porque ésta nos ayuda a combatir ciertas infecciones y también a que las líneas de expresión aparezcan más tarde.
Piensa tu rutina como una forma de equilibrar tu rostro y no simplemente como la eliminación de la grasa y barros, ya que enfocarte en estos efectos te lleva a tomar decisiones que no solucionan el problema de fondo
¿Cómo sería la rutina?
Paso 1:
Limpia dos o tres veces al día tu rostro con limpiadores suaves pero efectivos capaces de remover las toxinas y el exceso de grasa en tu piel.
Los ingredientes que deben contener los productos skincare son:
Sustancias limpiadoras como jabones suaves con sustancias que regulen el sebo sin resecar la piel vienen increíble, ya que, tienen un pH compatible con el de tu piel y ayudan a equilibrarla sin dejar resequedad. Recuerda que cuando resecas tu piel el problema se agrava, debido a que manda la señal de que es necesario producir más grasa.
-Carbón activado en cantidades adecuadas para ejercer un efecto limpiante y astringente sobre la piel.
-Aloe vera que ayuda a mantener la hidratación y es una barrera protectora de la piel tras el lavado del rostro.
Evita los siguientes ingredientes:
-Alcohol denat, lauril sulfato de sodio (LSS), perfumes o fragancias y colorantes artificiales; pueden irritar tu piel y desequilibrar su flora.
-Jabones de barra con un pH alcalino; agravan el problema del sebo.
Paso 2:
Hidrata tu rostro después de lavarlo con productos a base de agua. Si crees que no debes hidratar tu piel por temor a hacerla más grasa, no es así. Un exceso de sebo puede darse cuando no mantenemos una buena cantidad de agua en nuestra piel o cuando limpiamos con productos que la secan.
Busca sueros o geles solubles en agua, pero altamente hidratantes e ingredientes tales como:
-Ácido hialurónico vegano, films moleculares por fermentos biotecnológicos, vitamina B5, niacinamida, sales de zinc; los cuales dan una hidratación profunda sin sensación pesada.
-Busca también en tus hidratantes extractos a base de frutos como el albaricoque, la pera, la pasiflora y la caléndula, que tienen un efecto astringente adecuado para tu piel.
-Iones minerales de cobre, sodio, magnesio y potasio, que ayudan a equilibrar la piel.
Evita siempre los siguientes ingredientes:
-Alcohol denat
-Colores artificiales, aromas, manteca de cacao, cremas y aceites pesados como el de coco.
Paso 3:
Protege tu piel del sol, la contaminación ambiental y la luz artificial. Este paso debe estar presente para cualquier tipo de piel. Puedes usar protectores solares de ingredientes físicos o químicos.
Los protectores físicos tienden a dejar rastro blanco sobre la piel conforme incrementan el nivel de protección solar, sin embargo, resultan más tolerados por las pieles reactivas; mientras que los protectores químicos son transparentes y suaves al tacto.
Busca que los protectores tengan las siguientes características:
-Niveles de protección por lo menos de FPS 40 y un ideal de FPS 50+
-Bloqueadores especialmente diseñados para protegerte de la radiación infrarroja, la luz azul y la contaminación ambiental, los cuales se formulan con ingredientes biotecnológicos o derivados naturales concentrados, como la manzana, el jengibre, el trigo y la cebada.
Evita estas acciones perjudiciales para tu piel
-Aplicar exceso de maquillaje.
-Hacer exfoliaciones con productos que raspan la piel.
-Manipular el rostro con las manos sucias.
-Consumir comida chatarra.
-Mantenerse sedentario.