El acné y la rosácea son enfermedades cutáneas que suelen confundirse por sus semejanzas ya que ambas afectan la calidad de la piel de quienes lo padecen, causando rojez y erupciones, pero ¿Cómo las distingo? Para saberlo primero debemos conocer qué son cada una.
¿Qué es el acné? El acné ocurre cuando las glándulas sebáceas que protegen nuestra piel de la deshidratación, algunos patógenos y sustancias irritantes, se obstruyen e inflaman generando espinillas blancas, puntos negros y granos rojos. Por lo general se presenta en el rostro pero también puede surgir en otras partes del cuerpo como la espalda, el cuello, los glúteos y el pecho.
Cuando no tenemos el cuidado correcto ante esta patología la piel se irrita dejando cicatrices que pueden durar muchos años o de por vida.
¿Qué es la rosácea? La rosácea ocurre tras la expansión de los vasos sanguíneos, presentandose a través del enrojecimiento del rostro, afectando generalmente la zona de la nariz y mejillas, también suele estar acompañada de espinillas, por eso se le confunde con el acné.
¿Qué hace la mesoterapia de toxina botulínica en las pieles con acné y/o rosácea?
El mesobotox o el uso de mesoterapia con toxina botulínica como tratamiento para el acné y la rosácea, consisten en la aplicación de pequeñas cantidades de toxina botulínica, ésta actúa sobre las glándulas sebáceas relajando el músculo y logrando así la producción de sebo, esto hace que la patología mejore mucho en cuanto a la calidad de la piel.
Se ha probado por estudios médicos que el mesobotox tiene grandes beneficios en pacientes con rojez difusa y acné, sobre todo en pacientes que tienen problemas severos con estas patologías cutáneas.
La mesoterapia con toxina botulínica se realiza a través de microagujas que introducen muy superficialmente pequeñas cantidades de la toxina.
Su efecto dura de 3 a 6 meses luego de su aplicación. También se puede complementar perfectamente con medicamentos tópicos orales y terapias láser lumínicas para tratar la afección.